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out
1.23.2010
1.22.2010
quizás en el lugar
en el que menos piensas
allí va estar
el secreto
_
la sonrisa porque nada
o quizás mañana
el helado a las 3 de la mañana
la irregularidad de los gustos
la particularidad de lo invisible
lo no
lo no
lo
-
luego caer y volver al mismo lugar
a ese donde las cosas carecen de sentido
pero quizás en ese
en el que menos pienso
la sonrisa pase a ser tan sólo lo que busco
la mirada abierta y el caos propio-gozoso
en el que menos piensas
allí va estar
el secreto
_
la sonrisa porque nada
o quizás mañana
el helado a las 3 de la mañana
la irregularidad de los gustos
la particularidad de lo invisible
lo no
lo no
lo
-
luego caer y volver al mismo lugar
a ese donde las cosas carecen de sentido
pero quizás en ese
en el que menos pienso
la sonrisa pase a ser tan sólo lo que busco
la mirada abierta y el caos propio-gozoso
1.14.2010
Aquí no hay que hablar con nadie.
Sólo saludar a la señora de las verduras o despedirse del hombre del pan.
Pero basta con levantar el brazo y mover la cabeza un poco.
Me gusta hacerlo. Pero sólo eso.
La fuente de soda me deja pasá la ropa a comida, pero a una hecha en casa.
(En mi casa no tengo cocina, para no sentir que ese lugar me pertenece)
A mi no me gustaba la quietud, ni la calma.
Yo renunciaba al >lento ritmo<, como dice Vicente.
Pero hoy me puedo quedar una hora mirando la máquina de apuestas del almacén. Las luces no paran. ¿Por qué a mí no me gusta jugar con monedas?. La gente sonríe cuando caen las monedas. A mi me parece tan absurdo. Peor aún, el ruido y las luces violan la locación "almacén de regiones". Pienso en decirle a los niños que ponen sus monedas, que esperemos a que se vaya la señora de la caja (a mear al baño de atrás. Ese mismo que dice >temporalmente fuera de servicio<) y abramos la máquina.
"Saquemos las monedas y compremos helados para todos"
(Robin Hood de bolsillo. Mucho video clip)
Entonces abierta, probablemente la máquina seguiría moviendo sus luces rojas. Hasta quizás lo haría más rápido.
De tanto sólo mirar. La lengua se me recoge.
Se va hacia el paladar.
Ella también decide tomar vacaciones.
Será que mañana despertaré con ella metida en la tráquea. Sería eso entonces como un suicidio. O un homicidio de lengua?
Llevo 24 horas sin hablar. Eso sí que es hermoso.
Tampoco he escuchado música.
Sólo escucho el >lento ritmo< que se parece tanto a la primera melodía que se metió mi cuerpo.
Camino. No me he bañado, así eres mucho más frágil cuando no miras a nadie a la cara.
Escaneo desde lejos la figura de los personajes, pero cuando se acercan les hago saber que elijo no mirarlos.
Me siento frente al almacén. En la otra vereda.
Me dan ganas de jugar taca-taca.
Me acuerdo de mi padre.
Me acuerdo de que está lejos.
Quizás cuando lo/s vea, ya haya olvidado cómo hablarle/s.
Entonces, me juego las tres pelotas del taca-taca,
en lento ritmo.
Sólo saludar a la señora de las verduras o despedirse del hombre del pan.
Pero basta con levantar el brazo y mover la cabeza un poco.
Me gusta hacerlo. Pero sólo eso.
La fuente de soda me deja pasá la ropa a comida, pero a una hecha en casa.
(En mi casa no tengo cocina, para no sentir que ese lugar me pertenece)
A mi no me gustaba la quietud, ni la calma.
Yo renunciaba al >lento ritmo<, como dice Vicente.
Pero hoy me puedo quedar una hora mirando la máquina de apuestas del almacén. Las luces no paran. ¿Por qué a mí no me gusta jugar con monedas?. La gente sonríe cuando caen las monedas. A mi me parece tan absurdo. Peor aún, el ruido y las luces violan la locación "almacén de regiones". Pienso en decirle a los niños que ponen sus monedas, que esperemos a que se vaya la señora de la caja (a mear al baño de atrás. Ese mismo que dice >temporalmente fuera de servicio<) y abramos la máquina.
"Saquemos las monedas y compremos helados para todos"
(Robin Hood de bolsillo. Mucho video clip)
Entonces abierta, probablemente la máquina seguiría moviendo sus luces rojas. Hasta quizás lo haría más rápido.
De tanto sólo mirar. La lengua se me recoge.
Se va hacia el paladar.
Ella también decide tomar vacaciones.
Será que mañana despertaré con ella metida en la tráquea. Sería eso entonces como un suicidio. O un homicidio de lengua?
Llevo 24 horas sin hablar. Eso sí que es hermoso.
Tampoco he escuchado música.
Sólo escucho el >lento ritmo< que se parece tanto a la primera melodía que se metió mi cuerpo.
Camino. No me he bañado, así eres mucho más frágil cuando no miras a nadie a la cara.
Escaneo desde lejos la figura de los personajes, pero cuando se acercan les hago saber que elijo no mirarlos.
Me siento frente al almacén. En la otra vereda.
Me dan ganas de jugar taca-taca.
Me acuerdo de mi padre.
Me acuerdo de que está lejos.
Quizás cuando lo/s vea, ya haya olvidado cómo hablarle/s.
Entonces, me juego las tres pelotas del taca-taca,
en lento ritmo.
1.06.2010
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